I Conversación con arte: Antonio López

Sevilla, 4 de abril de 2018. Hoy se ha celebrado en el Hospital de los Venerables la primera Conversación con Arte, que ha tenido como protagonista al pintor Antonio López García (Tomelloso, 1936), que ha dialogado con la directora general de la Fundación Focus, Anabel Morillo, y con la artista y profesora de la Universidad de Sevilla Mar García Ranedo, en el marco de la exposición Un panorama del arte actual en la Colección Focus, que actualmente se exhibe en el Hospital de los Venerables de Sevilla.

Esta nueva iniciativa cultural de la Fundación Focus quiere ser el punto de partida de otras que se organizarán en el futuro, sin una periodicidad fija, en torno a las colecciones de Focus: Centro Velázquez, Arte Contemporáneo, Biblioteca del Barroco, colección de estampas, etcétera, en la que se establezcan reflexiones y diálogos entre artistas, académicos, directores y conservadores de museos o críticos de arte, que sirvan para compartir experiencias y perspectivas sobre una obra o algún aspecto inédito de un creador, siempre en relación con dichas colecciones.

En este caso, la serie comienza con Antonio López, uno de los grandes maestros del realismo europeo, en torno a una obra emblemática, Membrillero (1990), que forma parte de la exposición actual en Los Venerables. “El tema del bodegón en la naturaleza siempre me interesó, aunque muy ligado a la ciudad. Me gusta el paisaje urbano, la naturaleza transformada por la mano del hombre”, dijo.

Desde que pintó La parra en 1955, Antonio López ha seguido dibujando o pintando ciruelos, melocotoneros, manzanos y membrilleros, los árboles frutales que conoció durante su infancia en Tomelloso, en ese período en que descubrió el mundo y que ahora recuerda: “Los membrilleros en La Mancha estaban en el campo y en los patios descubiertos donde estaban los jardines manchegos. Los membrillos no tenían un carácter utilitario, pero daban sombra y adornaban”.

Membrillero fue pintado por Antonio López en 1990, junto a un dibujo de membrillos, durante el rodaje de la película dirigida por Víctor Erice, El sol del membrillo, estrenada en 1992 y que es un documento excepcional del proceso del trabajo del artista, en el que intentaba, y quizá consiguió, captar el tiempo, retenerlo, tomando como modelo el membrillero del jardín de su casa en Madrid. “No pude terminar la pintura y preferí empezar el dibujo por el contorno de las formas. En el lienzo no tenía el control que tienes en un estudio. Cuando trabajas en un árbol o en una flor el límite te lo marca la luz y el propio tema. Membrillero expresa sentimientos básicos de mi pintura y mi verdad”, subrayó.

En esta obra inacabada, Antonio López supo captar la fugacidad de una realidad que se va transformando hasta vislumbrar una rica variedad de tonalidades verdes y amarillas, en distintas gamas e intensidades, consiguiendo que perfile las hojas y defina volúmenes. Hay dos planos delimitados, en la derecha puede verse una mayor nitidez, cercana a una realidad conceptual del fruto del membrillo, mientras que en la parte izquierda las formas se van diluyendo delicadamente hacia la abstracción. El pintor logra una imagen esencial, de plenitud en la composición.

Antonio López y la Fundación Focus

Anabel Morillo recordó que en noviembre de 1994 se organizó la exposición Antonio López. Proceso de un trabajo, comisariada por la hija del artista, Maria López Moreno, que reunió un conjunto de lienzos pertenecientes al estudio de Antonio López, que incluían lo que él había podido conservar, inacabado o abandonado, así como obras en proceso de ejecución, además de números bocetos y apuntes preparatorios para nuevas pinturas y esculturas.

Y añadió que, cuando se clausuró la muestra en enero de 1995, Membrillero pasó a formar parte de los fondos de la Fundación Focus. “La exposición estaba ideada como la visita de un amigo al estudio de un pintor que enseña la trastienda de su taller. Y la idea de la amistad artística, en palabras de Francisco Calvo Serraller en su texto Lignum, incluido en el catálogo de Lucio Muñoz, le llevó a Antonio López en 1999 a comisariar la primera exposición póstuma dedicada a Lucio Muñoz que tuvo lugar en Los Venerables de Sevilla”.

Nuevas perspectivas urbanas: Sevilla y Bilbao

Actualmente, Antonio López está trabajando en paisajes urbanos que se alejan de Madrid y Tomelloso para pintar ciudades como Sevilla y Bilbao o el paisaje de Cabo de Gata. Son escenarios nuevos que en el caso de la capital hispalense- ciudad que admira por su belleza, por Velázquez y muchos artistas más contemporáneos- le han hecho empezar dos cuadros de gran formato y en dos escalas: uno en escala grande y otro en escala más pequeña que recogerá casi la mitad de Sevilla.

“Para mí, la vista de Sevilla tiene que incluir todos los elementos que atraen la mirada de un viajero que está de paso. El eje es el río Guadalquivir, pero también incluye el sol, La Giralda, la Torre del Oro y esos espacios singulares de la ciudad”. Y añadió que “me gusta pintar en verano porque Sevilla en esa estación es España, pero también es un poco África. Es un lugar que tiene aspectos maravillosos para pintar”.
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