Hospital de los Venerables Sacerdotes

Enclavado en el populoso barrio hispalense de Santa Cruz, se encuentra el antiguo Hospital de los Venerables Sacerdotes. Fue fundado hace más de tres siglos por el canónigo Justino de Neve para acoger y dar cuidado a clérigos ancianos y desvalidos. A finales del siglo XVII la fábrica del Hospital fue ejecutada por los arquitectos Juan Domínguez y Leonardo de Figueroa, sobre el solar cedido por el Duque de Veragua y gracias a generosos donativos procedentes de la nobleza, el clero e instituciones sociales como gremios y cofradías. A lo largo de su historia la vida del edificio ha pasado por diversas vicisitudes, hasta perder su función asistencial en la década de los setenta del pasado siglo XX.

En su interior se encuentra el célebre Centro Velázquez, institución para la promoción de la figura del pintor sevillano de fama internacional Diego de Silva y Velázquez. Afamados autores del barroco sevillano lo acompañan, tales como Bartolomé Esteban Murillo, Juan Martínez Montañés y Pedro Roldán.

Exterior y patio

Las estancias del Hospital de los Venerables se organizan en torno a sus patios.

El patio central, dividido en dos galerías porticadas, reúne las características del patio tradicional sevillano. De tonos calizos y rojizos -mezcla de cal y adobe-, y sembrado de naranjos, alberga en su centro una fuente muy particular.

Sus azulejos, originales de la época, aportan a la estancia pinceladas de colores azul y amarillo. Colores que se alternan formando multitud de formas geométricas a lo largo de todo el patio, recordando su herencia andalusí. El solar sobre el que se edifica el Hospital de los Venerables fue ocupado anteriormente por el corral de comedias de Doña Elvira, auspiciado por los Condes de Gelves para divertimento popular durante los siglos XVI y XVII. En los corrales se representaban grandes obras teatrales del momento, como las de Lope de Vega, Tirso de Molina y Miguel de Cervantes. El de doña Elvira fue de los más conocidos y frecuentados en la Sevilla del barroco.

En la actualidad, es un lugar idóneo para eventos de teatro y espectáculos musicales, donde el encanto de los viejos portones de madera y los muros invadidos por la hiedra recrean un lugar idílico.

La iglesia y la sacristía

Consagrada bajo las advocaciones de San Pedro Apóstol y del rey San Fernando, la iglesia del hospital de los Venerables constituía las funciones de capilla para las celebraciones eucarísticas y administración de los sacramentos a los sacerdotes enfermos residentes en el lugar.

Fue edificada a finales del siglo XVII, con el concurso de pintores como Murillo y Valdés Leal y escultores de la valía de Pedro Roldán.

Llaman poderosamente la atención las pinturas al fresco de las bóvedas y de la cúpula. Fueron realizadas con un notable recurso pictórico: el trampantojo, recreando escenas en espacios ilusorios extendidos más allá de la propia realidad del marco que las conforma.

Hermosas escenas trepan por las paredes de la iglesia, fundiendo realidad y ficción. Fueron diseñadas por Juan de Valdés Leal, pero realizadas por su hijo Lucas Valdés.

Desde la iglesia se accede a la sacristía, lugar destinado a la custodia de los vasos sagrados y las vestimentas sacras utilizadas en los oficios religiosos. De ahí la presencia de muebles amplios con múltiples dependencias denominados cajoneras, además de los armarios para la exposición de los ornamentos litúrgicos. Es en esta sacristía del Hospital de los Venerables donde los pinceles, ahora sí, de Juan de Valdés Leal, sorprenden al visitante con un enorme trampantojo. Pareciera que cobran vida los ángeles que descienden de las alturas. Un juego de arquitecturas imaginarias que sigue emocionando y sorprendiendo a día de hoy a pesar del paso de los siglos.