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El reencuentro de Velázquez y Murillo en la Fundación Focus de Sevilla

Velázquez. Murillo. Sevilla – primera gran muestra del Año Murillo que impulsa el Ayuntamiento de Sevilla-, organizada por la Fundación Focus, cuenta con la colaboración especial del Museo del Prado y está comisariada por Gabriele Finaldi, director de la National Gallery de Londres

Es la primera vez que se confrontan Velázquez y Murillo, a través de 19 obras maestras- siete de ellas nunca se han expuesto en Sevilla-, con el trasfondo de la influencia que ejerció en ellos la capital hispalense

Los préstamos de grandes museos internacionales y colecciones privadas (Louvre, National Gallery, Meadows, Kunsthistorisches, The Frick Collection, Wellington Collection, Dulwich Picture, Nelson-Atkins, Museo de Orleans y el Fondo Cultural Villar-Mir), hacen posible una innovadora reflexión sobre la relación y afinidades de dos genios de la pintura universal

La Fundación Focus conmemora con la exposición el 25 aniversario de la instalación de su sede en el Hospital de los Venerables

Sevilla, 7 de noviembre de 2016. La Fundación Focus inaugura hoy en el Hospital de los Venerables Velázquez. Murillo. Sevilla, comisariada por Gabriele Finaldi, director de la National Gallery y que cuenta con la colaboración especial del Museo del Prado, del Ayuntamiento de Sevilla, organizador del Año Murillo, de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía,  y es la primera gran exposición de los actos programados con motivo del IV Centenario del pintor sevillano. A través de las 19 obras seleccionadas, el comisario propone una innovadora reflexión sobre la relación- ideal más que directa- entre los dos maestros con una serie de cruces y poniendo especial énfasis en los puntos de encuentro propiciados por Sevilla, una ciudad cosmopolita, culta y devota en la que la pintura era seña de identidad y motivo de orgullo cívico. La muestra cuenta con el apoyo de la Fundación Cajasol, ABC y Fundación Cruzcampo.

En el acto de presentación de la exposición, junto al comisario Gabriele Finaldi, han estado presentes, entre otras personalidades, Rosa Aguilar, consejera de Cultura de la Junta de Andalucía; José Borrell, vicepresidente de la Fundación Focus; Carmen Castreño, primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla; Miguel Zugaza, director del Museo del Prado; el Duque de Wellington; Antonio Pulido, presidente de la Fundación Cajasol; Jorge Paradela, presidente de la Fundación Cruzcampo; Catalina Luca de Tena y Álvaro Ybarra, presidenta de ABC y director de ABC Sevilla, respectivamente; Guillaume Kientz, conservador de pintura española del Museo del Louvre; Paloma Fernández Iriondo, responsable del Fondo Cultural Villar Mir; y Anabel Morillo, directora general de la Fundación Focus.

Ambos pintores nacieron en Sevilla con menos de una generación de diferencia, Velázquez en 1599 y Murillo en 1617 y en ese ambiente se formaron como artistas. Su inteligencia pictórica, su sensibilidad a la luz, la forma y la textura, así como la personalidad y dotes narrativas de ambos se gestaron en la capital hispalense. El virtuosismo técnico de los dos pintores les permitía enfrentarse a cualquier tema o género, ya fuera una aparición sobrenatural o una escena de la vida cotidiana.  Velázquez abandonó su ciudad natal en 1623 y se trasladó a Madrid para hacer una carrera deslumbrante al servicio de Felipe IV y de su entorno, en un ambiente internacional y muy competitivo, donde entró en contacto con las escuelas de pintura italiana y del norte de Europa que estaban muy presentes en las colecciones reales de la capital. Viajó dos veces al país transalpino y pintó  cuadros de historia y mitología, y algo menos escenas religiosas.

Murillo desarrolló toda su carrera profesional en Sevilla. Tuvo numerosos clientes en la ciudad, desde órdenes religiosas y cofradías, pasando por peticiones de la Catedral y de sus canónigos y parroquias. Pintó muchos cuadros de devoción para uso privado y público, por encargo y para la venta. Las escenas narrativas profanas y la forma humana desnuda están prácticamente ausentes de su obra, aunque fue un buen retratista. Se supone que viajó varias veces a Madrid, que fueron relevantes para su estilo pictórico, pero nunca salió de España. Mientras que Velázquez pintó 130 obras en casi cuatro décadas, Murillo realizó más de 400 composiciones en un período similar, y de él se  han conservado un mayor conjunto de dibujos.

La exposición, que abre sus puertas mañana y permanecerá abierta hasta el 28 de febrero de 2017, supone en opinión de la directora de la Fundación Focus, Anabel Morillo la culminación de una línea rigurosa que ha tenido al Barroco como centro de su actividad (artes plásticas, música, seminarios, biblioteca y gabinete de estampas), algo muy enraizado en la vida cultural de Sevilla, Andalucía y España. La Fundación ha sabido diversificar la mirada y tender puentes, atendiendo a las manifestaciones presentes y a otras culturas lejanas y también contemporáneas. Y añadió que este nuevo hito expositivo dentro del Año Murillo ha sido posible por el apoyo del alcalde de Sevilla y de las instituciones andaluzas, la generosidad del Museo del Prado y de otros museos internacionales.

Gabriele Finaldi, comisario de la exposición, plantea una reflexión innovadora, no revisionista, sobre las áreas de interés común en la producción pictórica de Velázquez y de Murillo: el tratamiento de asuntos y temas similares, y quizás más en concreto de los propiamente sevillanos. A partir de ahí profundizaron en la pintura narrativa, comparando el empleo del color y el tono, y orientando la atención hacia procesos pictóricos comparables y resultados artísticos paralelos. Probablemente Murillo se interesó por los más de 20 cuadros que Velázquez pintó en su etapa sevillana pero la mayor parte de los historiadores del arte creen que el autor de La Rendición de Breda tuvo una influencia limitada en Murillo.

Afinidades y diferencias de los dos grandes maestros en su reencuentro sevillano

En la selección de 19 pinturas que componen la exposición, nueve de Velázquez, fechadas entre 1617 y 1656, y las diez de Murillo, datadas entre 1645 y 1680, se pueden admirar la habilidad de ambos para comunicarse con el espectador de una manera directa. A través de una serie de parejas y tríos de obras soberbias se ven las nuevas iconografías de devoción, o las innovadoras formas de fijar la vida cotidiana y la intimidad familiar, desarrolladas por Velázquez y Murillo.

En las diferentes conexiones propuestas se incluyen aspectos esenciales de la pintura sevillana: el tratamiento de ambos en la representación de la Inmaculada Concepción, en las patronas de la ciudad, Santa Justa y Santa Rufina; en los apóstoles o en el San Pedro Penitente, por citar algunos ejemplos.

En el Hospital de los Venerables pueden verse juntas, por vez primera, las dos Inmaculadas de Velázquez, la de la National Gallery, pintada en 1619  y la de la colección de la Fundación Focus, hacia 1618-1620. El autor de Las Meninas fue pionero en el modo de representar la imagen de la Inmaculada, libre de las ataduras de sus contemporáneos, uniendo las condiciones terrenales y celestiales de la Virgen, a través de efectos naturales, tanto en el modo de fijar las carnaciones como en el delicado tratamiento de la luz y la nube diáfana. Contemplando ambas representaciones, el diseño de la figura de la Virgen es más escultórico en la de la Colección Focus mientras que en la de la National Gallery se va tornando más abierto, con una ejecución naturalista e individualizada de un modelo real. Ambos óleos fueron pintados cuando Velázquez no había cumplido 20 años. Murillo llegó a ser el intérprete por excelencia de la Inmaculada y, junto a esas dos obras de Velázquez, se puede admirar un óleo suyo nunca expuesto en España: la Inmaculada Concepción perteneciente al Nelson Atkins Museum de Kansas City, fechada en 1670 y semejante en tamaño, que comparte una actitud de modesta introspección, aunque esté rodeada por una multitud de ángeles juguetones, el tono de la pintura es mucho más luminoso que los sombrías escenas de Velázquez.

Otro trío de pinturas de gran interés lo constituyen las representaciones de las santas patronas de Sevilla: Rufina y Santa. A la Santa Rufina de la Fundación Focus, pintada por Velázquez en 1635 se unen Santa Justa Santa Rufina, dos óleos de Murillo pintados hacia 1660, procedentes del Museo Meadows de Dallas, que es la primera vez que se exhiben en Sevilla. En estas dos últimas obras, Murillo revela sus dotes compositivas, y mientras Santa Justa eleva la mirada al cielo, Santa Rufina la dirige al espectador. Hay devoción y belleza en la pareja de santas y una gran variedad cromática. Y dentro de la iconografía religiosa destaca la intensidad emocional de Las lágrimas de San Pedro de Velázquez, hacia 1617-1619, del Fondo Cultural Villar Mir que se confronta con San Pedro penitente de los Venerables de Murillo, de la Fundación Focus, pintado hacia 1678-1680 y que se adquirió a un coleccionista privado del Reino Unido, restaurándose en el Museo del Prado, y que ha vuelto al lugar que ocupaba en  el Hospital de los Venerables. Y, por último,  el marcado naturalismo de Velázquez en Santo Tomás, hacia 1618-1620del Museo de Orleans, que influyó en el Santiago Apóstol de Murillo, pintado hacia 1655-1660, propiedad del Museo del Prado

Un juego muy sutil se da entre La Adoración de los Magos, 1619, de Velázquez junto a la Sagrada Familia del pajarito, 1650,de Murillo, ambos del Museo del Prado y restaurados para la exposición, con una aproximación que nos revela cómo ambos empleaban un lenguaje naturalista similar y una paleta comparable, explorando la psicología de las relaciones familiares, más contenido en Velázquez y más emotivo en Murillo; o entre La Infanta Margarita de blanco del Kunsthistorisches de Viena, pintado hacia 1656, que se expone en una relación ideal con Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, 1655, como si ésta fuera una escena cortesana donde la virgen niña semeja una pequeña princesa.  Ambos artistas  contribuyeron sustancialmente a la tradición de la pintura de género europea con escenas de gente humilde en entornos modestos y cotidianos, a menudo en compañía de algún elemento de bodegón sobresaliente.

A finales de la década de 1610 y a comienzos de la siguiente, Velázquez pintó un grupo de pinturas de género que impresionan por su destreza en la imitación de la realidad natural, Dos mozos comiendo, hacia 1622, es una de ellas, procedente de Apsley House, The Wellington Collection en Londres. Es una escena de gente humilde en un interior austero, caracterizada por una paleta de colores terrosos que subrayan los volúmenes y esa serie de reflejos en utensilios de cocina, tan enraizado en la pintura popular sevillana. Junta a esta obra, dos composiciones de Murillo: Niño espulgándose, hacia 1645-1650, del Museo del Louvre, queda la impresión de haberse adherido conscientemente a la tradición establecida por Velázquez; y Tres muchachos, fechada hacia 1670, procedente de la Dulwich Picture Gallery, donde capta una escena más incierta de las relaciones sociales y raciales en la Sevilla posterior a la peste de 1649.

A Velázquez y a Murillo les preocupó dejar la impronta de su aspecto físico y del reconocimiento social, siempre con porte digno, casi aristocrático, como se puede observar en los tres autorretratos del primero, incluyendo el de Las meninas, o en los dos de Murillo. En la exposición se confrontan el Autorretrato juvenil (1623) de Velázquez, propiedad del Prado, mientras que de Murillo podemos admirar el Autorretrato de la Frick Collection, recientemente adquirido por la colección neoyorquina. La imagen del pintor está pintada sobre una losa fingida de piedra, porque su fama es como la piedra, indestructible y eterna.

Catálogo

Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo que incluye un ensayo de Gabriele Finaldi, comisario de la muestra, en el que esboza las razones de una exposición con los dos maestros; un texto de  Anabel Morillo, directora general de la Fundación Focus sobre los ejes temáticos y estratégicos de la Fundación y su programa de exposiciones en tres décadas; otro ensayo de Javier Portús, jefe de Conservación de Pintura española del Museo del Prado, que aborda los ambientes de trabajo de cada uno de los dos pintores y los diferentes públicos para los que pintaban sus obras, lo que tuvo un impacto sobre los tipos de pinturas que realizaron. Y por último, el análisis de María Álvarez-Garcillán y Jaime García-Maiquez, ambos del Museo del Prado, que han explorado las similitudes en la formación artística de ambos y la comparación de las técnicas y materiales utilizados, con un estudio sobre cómo llegaban a construir sus soportes y telas, en los que sabían combinar el cuidado en la preparación y una ejecución espontánea.

De izquierda a derecha Álvaro Rodríguez Guitart, director gerente de ABC, Gabriele Finaldi, comisario de Velázquez. Murillo. Sevilla, José Borrell, vicepresidente de la Fundación Focus, Antonio Pulido, presidente de la Fundación Cajasol, Rosa Aguilar, consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Carmen Castreño, primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla, Anabel Morillo, directora general de la Fundación Focus, Charles Wellesley, duque de Wellington, Joaquín Paradela, presidente de la Fundación Cruzcampo, Miguel Zugaza, director del Museo Nacional del Prado.

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De izquierda a derecha: Charles Wellesley, duque de Wellington, Gabriele Finaldi, comisario de Velázquez. Murillo. Sevilla., Miguel Zugaza, director del Museo Nacional del Prado.

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Gabriele Finaldi, comisario de la muestra

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La Fundación Fondo de Cultura de Sevilla (FOCUS) celebra sus 25 años en el Hospital de los Venerables con una Misa de Acción de Gracias

El 5 de noviembre de 1991, la Fundación Focus inauguraba el Hospital de los Venerables como su nueva sede.

Ese mismo año, también adquiría el órgano Grenzing de la Fundación, que fue construido expresamente para su actual emplazamiento: la iglesia de Los Venerables.

La Misa, que tendrá lugar a las 12 de la mañana, estará oficiada por el padre Fernando García Gutiérrez S.J., que estará acompañado al órgano por el padre José Enrique Ayarra, organista titular de la Fundación Focus y de la Catedral de Sevilla.

Sevilla, 3 de noviembre de 2016. La Fundación Fondo de Cultura de Sevilla (FOCUS) celebra este sábado 5 de noviembre a las 12 de la mañana una Misa de Acción de Gracias para conmemorar los 25 años de la apertura de su sede en el Hospital de los Venerables Sacerdotes de Sevilla.

No obstante, éste no es el único motivo de celebración ya que también se cumplen 25 años desde la adquisición del majestuoso órgano que hoy preside la iglesia del Hospital y que acompañará, de la mano del padre José Enrique Ayarra, organista titular de la Fundación y de la Catedral de Sevilla, al padre Fernando García Gutiérrez S.J. durante la celebración de la Misa de Acción de Gracias.

El acceso a la Misa de Acción de Gracias por los 25 años será libre hasta completar aforo.

En concreto, el 5 de noviembre de 1991, después de la rehabilitación del edificio de los Venerables para convertirse en un centro vivo de cultura para la ciudad de Sevilla, la Fundación Focus inauguraba su sede con la exposición La Pintura Sevillana de los Siglos de Oro, que reunió obras de Pedro de Campaña, Juan de Roelas, Velázquez, Zurbarán, Murillo o Valdés Leal, entre otros.

Desde entonces, el Hospital de los Venerables ha acogido 33 exposiciones que han sido visitadas por más de un millón de personas, además de simposios y conferencias, premios nacionales e internacionales o conciertos, una amplia, variada y seria programación cultural que ha situado la sede de la Fundación Fondo de Cultura de Sevilla como un espacio de referencia en Andalucía y en España.

De esta forma, Focus lleva más de tres décadas desarrollando iniciativas con el objetivo de difundir el tema del Barroco en sus múltiples facetas: artísticas, patrimoniales, literarias e históricas, etc. Prueba de ello son la Biblioteca del Barroco, centro de referencia para el estudio de este periodo; el Legado de Alfonso E. Pérez Sánchez, que constituye probablemente el conjunto de biblioteca y fototeca privado de Historia del Arte más importante de España; o la edición de más de 100 títulos promovidos por la Fundación.

El órgano Grenzing, cabeza de la programación musical de la Fundación

El órgano, que fue construido por el prestigioso organero alemán G. Grenzing en 1991, por encargo de la Fundación, para la iglesia del Hospital de los Venerables Sacerdotes, ha encabezado durante estos 25 años en el Hospital de los Venerables toda la programación musical de la Fundación Focus: un programa de referencia internacional por su excepcional calidad y en el que han participado los más cualificados organistas a nivel mundial, encontrando entre estos grandes organistas nombres como Ton Koopman, Gustav Leonhardt, Marie-Claire Alain o Jean Guillou, entre otros.

La construcción del órgano se llevó a cabo, a instancias del padre José Enrique Ayarra, organista de la Fundación desde 1989, para cubrir una laguna musical, presente en la Sevilla de aquel entonces. Y es que, aunque se conservaban en la ciudad decenas de órganos de la época del Barroco, aptos para escuchar las obras de nuestros grandes maestros del s. XVII, no existía ningún instrumento en el que los aficionados pudieran disfrutar de las interpretaciones más fieles y exigentes de la música Barroca. Y esto es lo que la Fundación ha venido ofreciendo a los aficionados sevillanos a lo largo de estos últimos 25 años.

Así, durante este medio siglo, la programación musical de la Fundación ha estado orientada a ofrecer la mejor música barroca de órgano; a promover y estimular a los organistas españoles y a ofrecer a los más jóvenes audiciones didácticas sobre este instrumento, su historia, sus componentes y su música.

Programa musical de la Misa de Acción de Gracias

  • Entrada: Gavotta (3º Concierto). G. F. Haendel (1685-1759).
  • Ofertorio: Coral Nun freut euch» (BWV.734).  J. S. Bach (1685-1750).
  • Comunión: El cisne. C. Saint-Saens (1835-1921).
  • Salida: Sortie en MI b Mayor. L. Lefebure-Wely (1817-1870).
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Llegan a la Fundación Focus las primeras obras maestras de la exposición Velázquez. Murillo. Sevilla, que se abre al público el 8 de noviembre

Sevilla, 1 de noviembre de 2016.- Hoy han llegado al Hospital de los Venerables siete obras maestras que formarán parte de la exposición Velázquez.Murillo.Sevilla, que organiza la Fundación Focus con motivo de su 25 aniversario en dicho Hospital. La muestra, primera gran exposición del Año Murillo, cuenta con la colaboración especial del Museo del Prado, que cede cinco pinturas, y del Ayuntamiento de Sevilla, que está impulsando el VI Centenario del nacimiento del pintor sevillano. Gabriele Finaldi, comisario de la exposición y director de la National Gallery, ha seleccionado 19 obras maestras de ambos pintores y propone una innovadora reflexión sobre la relación -ideal más que directa- entre los dos maestros con una serie de cruces y poniendo especial énfasis en los puntos de encuentro propiciados por Sevilla, una ciudad cosmopolita, culta y devota en la que la pintura era seña de identidad y motivo de orgullo cívico. La muestra cuenta con la colaboración de la Fundación Cajasol, ABC y la Fundación Cruzcampo.

Anabel Morillo, directora general de la Fundación Focus, y Gabriele Finaldi, comisario de la exposición, han recibido hoy un total de siete obras maestras, cinco procedentes del Museo del Prado, una pintura del Kunsthistorisches de Viena y otra del Nelson-Atkins Museum de Kansas City, USA, que se reúnen en la sala de exposiciones del Hospital de los Venerables con las tres que también formarán parte de la exposición y que habitualmente se exhiben en el Centro Velázquez de la Fundación Focus: Santa Rufina, La Inmaculada de Velázquez, que guarda algunas semejanzas y diferencias con la procedente de la National Gallery de Londres que también se podrá ver en Sevilla;  y San Pedro penitente de los Venerables de Murillo, una composición recuperada en 2014 y restaurada en el Museo del Prado, cuyo protagonismo principal corresponde a la expresión de los ojos llorosos del Santo, que le permitieron al pintor mostrar el lado afligido pero redimido de San Pedro, iluminado por ese “torrente de luz divina” cómo lo describió Don Diego Ángulo, que viene de fuera de la composición.

Tres de las obras son de Diego Velázquez (1599-1660): La Infanta Margarita de blanco, pintada en 1656, procedente del Museo de Viena de Viena y que es la primera vez que se exhibe en Sevilla. Es una composición prototípica de la producción de Velázquez de la década de 1650, y no sólo por su modelo sino también por su escritura pictórica, caracterizada por una trama basada en el uso de pinceladas rápidas, extraordinariamente certeras. Y dos procedentes del Museo del Prado, Autorretrato juvenil  y La Adoración de los Magos. La primera es un óleo pintado hacia 1623-1624 cuando Velázquez tenía 24 años y cuyas facciones recuerdan a algunos personajes que aparecen en sus obras sevillanas; y la segunda, es una pintura de gran monumentalidad, belleza y concentración expresiva, que resalta por la maestría para captar la expresividad del rostro de los personajes y que fue una obra cumbre de la juventud del pintor cuando sólo tenía 20 años.

De las cuatro obras que han llegado a Sevilla de Bartolomé E. Murillo (1617-1682) podemos destacar, por ser una obra que nunca se ha visto en España, La Inmaculada Concepción, 1670, cedida por el Museo de Kansas City, que proyecta intimidad  y cercanía. Y tres procedentes del Museo del Prado: Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, 1655, una composición delicada en la que representó a la Virgen como una figura infantil verídica, comparable en muchos aspectos a los retratos de infantas que estaba realizando por aquel entonces Velázquez; Sagrada Familia del pajarito, 1650, en la que realizó una interpretación muy personal para fijar una escena llena de intimidad doméstica; y Santiago Apóstol, hacia 1655-1660, donde Murillo buscó un efecto monumental, gracias al manejo de la escala.

En los próximos días llegarán nueve obras maestras -cuatro de ellas nunca expuestas en Sevilla- procedentes de varios museos europeos, norteamericanos y colecciones privadas: Louvre, Orleans, National Gallery de Londres, Apsley House (The Wellington Collection), Dulwich Picture Gallery de Londres, Meadows Museum de Dallas, Frick Collection de Nueva York y Fondo Cultural Villar Mir, que se reunirán con las diez obras que ya están colgadas en la sala de exposiciones del Hospital de los Venerables.

En las 19 pinturas que formarán parte de la exposición, nueve de Velázquez, fechadas entre 1617 y 1656, y diez de Murillo, datadas entre 1645 y 1680, los visitantes podrán admirar una luminosa inteligencia pictórica, un gran virtuosismo técnico, una natural habilidad de llegar a lo esencial de la experiencia humana y de comunicarse con el espectador de una manera directa. A través de una serie de parejas y tríos de obras soberbias se verán las nuevas iconografías de devoción, o innovadoras formas de fijar la vida cotidiana y la intimidad familiar, desarrolladas por Velázquez y Murillo.

Será la primera gran exposición del Año Murillo y la primera vez en la que se confronten y se reencuentren los dos genios de la pintura, gracias al esfuerzo organizativo de la Fundación Focus, que ha tenido al Barroco como centro de su actividad en las tres últimas décadas. La muestra, que permanecerá abierta desde el 8 de noviembre al 28 de febrero, ha sido posible también por la generosidad del Museo del Prado y de los museos y colecciones que han prestado las obras. 

Anabel Morillo León, directora de la Fundación Focus y Gabriele Finaldi, comisario de la muestra

La infanta Margarita de blanco, procedente del Museo de Viena

Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, del Museo del Prado

Documentación adjunta