Francisco de Zurbarán

Nacido en Fuente de Cantos (Badajoz) en 1598, se formó en Sevilla entre 1614 a 1616 con un pintor de quien nada conocemos hoy: Pedro Díaz de Villanueva. Cumplida su formación, vuelve a su tierra y se establece en Llerena, pero mantiene el contacto con Sevilla a donde vuelve en 1626 y 1628, para cumplir encargos en los conventos de Dominicos de San Pablo y de la Merced Calzada.

Su éxito mueve al consejo municipal a invitarle a que se establezca en Sevilla en 1629, como así lo hace, no sin reticencias del gremio de pintores. A partir de dicho año es el pintor más prestigioso de la ciudad, cultivando un estilo naturalista y empapado de serenidad que le hace ideal intérprete de la vida conventual. Su tenebrismo, muy influido por Ribera, se suaviza al final de su vida. Trasladado a Madrid en 1658, donde ya había estado para trabajar en el Palacio del Buen Retiro, reclamado por Velázquez, muere en la corte en 1664.