Unas sesenta piezas componen esta muestra que abarcó el legado de Lucio Muñoz, la primera retrospectiva realizada tras la muerte del pintor. Los comisarios Antonio López García y Julio López Hernández fueron los encargados de completar y perfeccionar un compendio de obras previamente seleccionadas por el propio artista y que mostraron la evolución de su pintura. Así, a través de la muestra itinerante organizada en 1999 por la Fundación Focus en colaboración con la Fundación Central Hispano y Donostia Cultura – Museo San Telmo, los visitantes en Sevilla, Madrid y San Sebastián pudieron contemplar sus primeras obras figurativas, su pintura negra y de corte trágico característica de los años sesenta, las figuras orgánicas y paisajes sobrenaturales propios de la década de los setenta, la naturaleza más cercana imperante en los ochenta o su plenitud creadora en los noventa, con un arte sereno, equilibrado, de corte clásico y con claras referencias arquitectónicas.