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Septiembre 2007. Número 74

La Santa Rufina de Velázquez: final del trayecto

Ya es nuestra la Santa Rufina. La Fundación Focus-Abengoa en colaboración con el Ayuntamiento de Sevilla, que ha puesto los cuadros de su propiedad a disposición para un futuro centro de investigación sobre Diego Velázquez en la sede de la Fundación sevillana, la ha recuperado para España. Se acabaron ya los cabildeos y las sospechas de si era o no de Velázquez. Ahora que el lienzo, restaurado, -ya está a salvo de cotizaciones- y a cambio será patrimonializado por la ciudad de Sevilla, llega la hora de dar resumen de las razones que me hacen creer firmemente en la autoría de Velázquez.

Primero, la técnica. Como escribí en 1999: «Técnica, preparación y «ductus» son con toda evidencia los del maestro en un periodo de transformación de su técnica sevillana al contacto con lo que Madrid y sus colecciones le ofrecía, lo que explica la vacilación en situarlo antes o después del viaje romano de 1630 ó 1631″.

Después de la restauración, se ha acusado más el dibujo prieto y una mayor densidad de pasta en pormenores como la soberbia palma –elogiada incluso por Jonathan Brown en su artículo- y las tazas blancas que evocan, todavía, la maravillosa maestría de los bodegones sevillanos. Pero incluso el modelo femenino del retrato de la niña encuentra una relación directa con las figuras de santas que aparecen en la parte superior de La imposición de la casulla a San Ildefonso pintada por Velázquez entre 1622 y 23 antes de abandonar Sevilla para instalarse en la Corte. Además lo que es más sorprendente, es que al eliminar la capa gruesa de los barnices amarillentos, se ha encontrado la huella de la limpieza del pincel en la parte derecha del lienzo. Velázquez solía limpiar los pinceles al descuido, confiado en que los cubriría la pintura del fondo. Y como ésta es muy ligera, a poco que se apure la limpieza quedan descubiertas. Así se advierte en el retrato del Infante Don Carlos del Museo del Prado y en otras telas del momento, lo que me hace pensar en la fecha de 1628-29, años en los que también pintó la Sibila del Prado, cuya cabellera sedosa y moño son enteramente identificables en la Santa Rufina.

Segundo: la trayectoria del cuadro avala absolutamente la autoría de Velázquez que aparece subrayada en algunas de las colecciones por las que ha pasado, reseñándose indistintamente como Santa Rufina o Santa Justa, lo que ha dificultado su identificación. El cuadro aparece relacionado con las pinturas propiedad del Marqués del Carpio, en un inventario redactado con motivo de un pleito de sucesión de la Casa de Alba en 1802 donde se alude a: «Una pintura de Santa Rufina, de medio cuerpo, con palma y unas tazas en las manos, original de Diego Velázquez, de tres cuartas y media de alto y dos tercias y dos dedos de ancho». De la Casa de Alba pasó en fecha ignorada al gaditano y amigo de Goya, Sebastián Martínez (1740-1800), en cuyo inventario póstumo figura como Santa Justa y se tasa en 1500 reales. Por directa descendencia pasó a su hija, Catalina Martínez y de ésta a su cuñado Fernando Casado de Torres, que lo valoró en 5000 reales. Otro salto de propiedad lo lleva a la colección de Celestino García Fernández en 1844, donde José de Madrazo lo describe como Santa Justa de Velázquez y lo tasa en 10.000 reales. Pasó posteriormente a la del Marqués de Salamanca que lo subasta en París en 1867 figurando como una Santa Clara de Velázquez, aunque por la descripción de la ficha del catálogo de venta, no hay duda de que se trata de nuestro cuadro, describiéndolo tal cual con la palma, las tazas y la figura de medio cuerpo, su indumentaria característica y las medidas idénticas. Se vendió a Cooke, apoderado de Lord Dudley, quien la conserva pero con atribución a Murillo, explicable por la fama decimonónica del artista en Gran Bretaña. El cuadro comparece como Santa Justa de Murillo cuando se subasta en 1925 en Nueva York, en 1948 reaparece en el mercado de arte de Buenos Aires, localizándose en 1951 en Brasil, donde se mantuvo hasta su venta de 1999 en Nueva York, siendo comprada por el propietario que la ha puesto a la venta en Londres, para finalmente ser adquirida por Focus-Abengoa para la ciudad de Sevilla.

Tercero: el atento estudio científico y técnico, así como histórico, al que ha sido sometido el lienzo y las opiniones y estudios concluyentes por parte de Peter Cherry y los técnicos de Carmen Garrido, una de las máximas autoridades sobre la técnica de Velázquez, avalan totalmente la paternidad del lienzo al pintor sevillano. No somos pocos los que creemos en el lienzo. Pero todo esto quedará definitivamente zanjado en un ámbito estrictamente científico, que será el Simposio Internacional que se celebrará en Sevilla y al que serán invitadas todas las autoridades en la obra del pintor sevillano para que de una vez por todas se den las razones por las que Velázquez pintó esta obra que gracias al arrebato de generosidad empresarial, municipal y popular, termina su viaje en la ciudad de quien lo pintó.

Alfonso E. Pérez Sánchez
Director Honorario del Museo del Prado
Académico de la Historia

Sevilla recupera el cuadro Santa Rufina de Velázquez

Fruto de una intensa y estrecha colaboración entre instituciones públicas, el Ayuntamiento de Sevilla, y privadas, la Fundación Focus-Abengoa adquirió el pasado 4 de julio el cuadro Santa Rufina, de Diego Velázquez, en subasta organizada por la casa Sotheby’s de Londres, recuperando para Sevilla el retrato de una de sus Santas patronas.

El traslado del lienzo, realizado por una empresa especializada en obras de arte, se llevó a cabo el 31 de julio, supervisado por Pilar Barraca de Ramos, perteneciente al Cuerpo Facultativo de Conservadores de Museos, partiendo de la capital británica en un camión con todas las condiciones técnicas habituales en este tipo de movimientos: seguridad, climatización, etc., y tras un largo viaje de unas 70 horas, llegó a Sevilla el día 2 de agosto escoltado en todo momento y después de pasar dos trámites aduaneros.

Una vez a las puertas del Consistorio hispalense y con gran expectación por parte de los allí presentes, entre los que se encontraban el Alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, la Directora General de Focus-Abengoa, Anabel Morillo León, y algunos medios de comunicación, el cuadro fue trasladado al interior del Ayuntamiento por operarios especializados, donde se procedió al desembalaje del cuadro bajo la supervisión de Enrique Gutiérrez Carrasquilla, responsable de conservación de la Fundación. La pintura quedó colgada en un espacio especialmente habilitado para mostrarla al público, y con las medidas de seguridad apropiadas. El día 3 de agosto, justo un mes después de su compra, se dio la bienvenida, en un encuentro con la prensa, a esta joya del Barroco que regresa a su Ciudad después de 140 años de ausencia.

Tras la adquisición del cuadro y como consecuencia de ello, se va a crear en la sede de la Fundación, el Hospital de los Venerables Sacerdotes, -edificio barroco de finales del siglo XVII-, un centro de investigación dedicado a la obra de Diego Velázquez, asesorado científicamente por una de las máximas autoridades en la obra del pintor, Alfonso E. Pérez Sánchez, Director Honorario del Museo del Prado, y por el Profesor de la Universidad de Alcalá, Benito Navarrete. El cuadro revertirá pasados unos años en el patrimonio de la ciudad de Sevilla, por tanto, el Ayuntamiento va a depositar en el citado centro la obra de Velázquez de su propiedad La imposición de la Casulla a San Ildefonso, con el deseo de que la ciudad tenga un lugar dedicado al pintor sevillano, algo que hasta hace unos años era impensable.

Como complemento a estas dos obras, se creará un discurso expositivo con pinturas del Ayuntamiento de la ciudad y otros propietarios, que contextualice los antecedentes y consecuentes en la pintura de Velázquez. Se va a dedicar una de las salas de exposiciones con las que cuenta el Hospital de los Venerables exclusivamente para ello, abierta a todos los públicos. Estas salas reúnen todas las medidas de seguridad, climatización y acondicionamiento necesarias y exigibles en la nueva museología, como así lo acredita la trayectoria expositiva de la Fundación y las muestras celebradas en ellas como De Herrera a Velázquez. El primer naturalismo en Sevilla. La fecha de inicio del proyecto se prevé en el próximo mes de diciembre.

Desde primeros de agosto la obra Santa Rufina, se muestra al público en la arquería baja del Consistorio sevillano, de lunes a viernes, en horario de 10:00 a 13:30 y de 17:00 a 19.30 y los sábados en horario de mañana. Las visitas tendrán lugar hasta el mes de octubre, antes de que en noviembre el cuadro sea depositado en la sala específica que prepara la Fundación Focus-Abengoa.

Santa Rufina, Diego Velázquez

Rescatada para Sevilla, Santa Rufina, tiene una historia azarosa. Pintada por Velázquez en 1628-29, al poco de asentarse en la corte, probablemente por encargo de algún sevillano radicado en Madrid, y con recuerdos todavía de su etapa sevillana. En ella es evidente que muestra un “retrato a lo divino” de alguien cercano por la mirada melancólica que se advierte en la niña.

El lienzo formó parte de la colección de don Luis Méndez de Haro y Guzmán, Marqués del Carpio (1598-1661), donde se describe Santa Rufina tal y como la vemos hoy. Posteriormente aparece entre las pinturas vinculadas a la Casa de Alba, y a finales del XVIII, entre las obras propiedad del ilustrado y amigo de Goya, Sebastián Martínez en su palacio gaditano. Más tarde enriqueció diversas colecciones decimonónicas, pero identificada siempre como Santa Justa de Velázquez, hasta recalar en la madrileña del Marqués de Salamanca, donde se la cita como una Santa Clara, coincidiendo sin embargo, descripción, medidas y autoría. En 1867 abandona España y se vende en París, adquiriéndola en la venta de la colección Salamanca, el primer Conde de Dudley, pasando el lienzo al Reino Unido y vendiéndose en varias ocasiones como Murillo, localizándose en Buenos Aires, Brasil, Nueva York y Londres. Ahora regresa a Sevilla para siempre, después de su último viaje, como patrimonio de todos los andaluces.

Apuntes biográficos de Santa Rufina

Las santas Justa y Rufina constituyen uno de los símbolos religiosos y populares más importantes de Sevilla, por varios motivos. Desde el punto de vista religioso, por ser las primeras mártires cristianas de Sevilla y, como tales, veneradas en la ciudad como sus patronas; desde un punto de vista socio-cultural, por representar uno de los oficios más característicos de la ciudad, y más concretamente de Triana, el de alfarera, de condición humilde y artesanal. Numerosos autores y especialistas en la historia sevillana han escrito sobre la vida y, sobre todo, el martirio de estas santas, desde San Isidoro de Sevilla (s. VI), Espinosa de los Monteros (1627), hasta Joaquín Guichot (1875) o Blanco Freijeiro (1984), entre otros.

La referencia más antigua en cuanto a fuente escrita la encontramos en S. Isidoro de Sevilla (s. VI-VII), quien en su Misal y Breviario narra pormenorizadamente su martirio. Por otra parte, el ilustre humanista Ambrosio de Morales (s. XVI) se refiere a la vida de las santas patronas, aportando datos sobre la localización de los lugares de veneración a las mártires Justa y Rufina (iglesia de la Trinidad, Prado de Santa Justa, etc.).
En cuanto a la narración de los hechos, las fuentes escritas cuentan que en el año 287, durante el reinado de Diocleciano, época de persecución contra los cristianos, vivían en la antigua Híspalis dos hermanas de condición humilde, Justa y Rufina, alfareras de Triana que fabricaban y vendían sus vasijas de barro en un pequeño comercio del foro.

En una mañana de mercado del mes de julio del citado año, Justa y Rufina se encontraban colocando sus objetos para la venta en la plaza pública cuando pasó por delante de ellas la procesión de la fiesta de las Adonías, una festividad oriental muy importante de la época romana. Las mujeres devotas de esta religión siria pidieron un donativo a Justa y Rufina para el culto de la diosa Salambó (“la Venus que llora a Adonis”), que fue rechazado de forma enérgica por las hermanas, quienes respondieron que sólo adoraban a un solo Dios vivo y no a aquellos ídolos. De este modo, comenzó un grave altercado, ya que las fieles del culto sirio rompieron los cacharros de Justa y Rufina, a lo que éstas respondieron con el derribo de su ídolo, haciéndolo añicos. Fue tan grave el suceso, que el orden público tuvo que intervenir y apresar a las dos hermanas alfareras, por mandato del prefecto de las ciudad, Diogeniano.

Tras su arresto, comienza el largo martirio de Justa y Rufina, ya que no reniegan de su fe cristiana durante su juicio público, por lo que son atormentadas cruelmente. Después, vuelven a ser preguntadas acerca de su fe, invitándolas a renegar de ella y abrazar los otros dioses, a lo que ellas responden con determinación que son cristianas y que no piensan abandonar sus creencias. Por ello, Diogeniano manda que sean apresadas en una cárcel en las peores condiciones posibles, pasando hambre y mal trato, como el ser llevadas a pie y descalzas hasta Sierra Morena en un viaje muy duro y penoso.

Viendo que no morían de este modo, el prefecto mandó encarcelarlas nuevamente hasta morir. Se cree que la cárcel estuvo en la actual cripta de la iglesia de la Trinidad, a extramuros de la Puerta de Córdoba. La primera en morir fue Santa Justa, cuyos restos fueron echados a un pozo de esa prisión. El obispo Sabino se las arregló para sacar su cuerpo de ese lugar y enterrarla en el cementerio que los cristianos tenían a las afueras de la ciudad, muy cerca de la citada cárcel, en la zona de San Bernardo, donde se han encontrado evidencias arqueológicas que demuestran que allí hubo una necrópolis cristiana (sepulcros con inscripciones epigráficas latinas paleocristianas).

Santa Rufina, por su parte, fue echada al anfiteatro de Itálica con el fin de morir devorada por un león. Sin embargo, según San Isidoro, el león ni la tocó ni le hizo ningún mal, por lo que finalmente decidieron matarla a duros golpes de maza en la cabeza y luego quemaron su cuerpo en el mismo anfiteatro italicense. El obispo Sabino recogió igualmente sus restos y los enterró junto a los de su hermana Justa en el cementerio arriba señalado. En cuanto a la localización de sus restos, se cree que están sepultados en la cripta del convento de la Trinidad, donde existió la cárcel en la que estuvieron presas y donde murió Justa, como se ha explicado.

El martirio de las santas se hizo famoso entre los sevillanos, quienes comenzaron muy pronto a venerar a Justa y Rufina, primeras mártires cristianas de Sevilla. Así, fueron posteriormente canonizadas y nombradas Patronas de Sevilla y de los gremios de alfareros y cacharreros. Además, la tradición las señala como protectoras de la Giralda y la Catedral, ya que se cree que no permitieron que cayeran tras el terremoto de Lisboa de 1755. Por ello, suelen ser representadas junto a dicho monumento.

Su festividad se celebra el 19 de julio.

Bibliografía

Blanco Freijeiro, A.: Historia de Sevilla: la ciudad antigua (de la prehistoria a los visigodos). En AA.VV.: Historia de Sevilla / dirigida por Francisco Morales Padrón. 2ª ed. Sevilla: Universidad, D.L. 1984. (Colección de bolsillo; 79)

Espinosa de los Monteros, P.: Primera parte de la historia, antigüedades y grandezas, de la muy noble y muy leal Ciudad de Sevilla. Sevilla: Officina de Matías Clavijo, 1627.

Guichot, J.: Historia de la Ciudad de Sevilla y pueblos importantes de su provincia, desde los tiempos más remotos hasta nuestros días, tomo I. Sevilla: Imp. de Jirones y Orduña, 1875.

Montoto, S.: Biografía de Sevilla. Sevilla: J. Rodríguez Castillejo Editor, D.L. 1990.

Morgado, A.: Historia de Sevilla, tomo I. Barcelona: Libanó, D.L. 2001. Edición especial para ABC. (Biblioteca Hispalense; 20).

Noticias

  • Premio de Pintura Focus-Abengoa 2007. El pasado 20 de septiembre finalizó el plazo de recepción de inscripciones previas para el Premio de Pintura Focus-Abengoa 2007. Se han recibido en la Fundación 400 solicitudes, procedentes de artistas de la Unión Europea y de América, entre las que el jurado realizará una preselección, notificará su decisión a los autores, y solicitará a los mismos el envío de la obra que opte al galardón. La asignación del Premio es de 36.000 €, con un Primer Premio de 24.000 € y dos Accésit de 6.000 € cada uno de ellos. El Premio de Pintura que organiza la Fundación Focus-Abengoa se ha situado entre los grandes galardones de pintura españoles, y se configura como uno de los primeros premios europeos y americanos dentro del mundo de las artes.
  • Premio a la mejor Tesis Doctoral sobre un Tema Sevillano leída durante el curso académico 2006-2007. Los trabajos para concurrir a este Premio tienen de plazo para su entrega hasta el 15 de octubre, y se dirigirán al Patronato de la Fundación Focus-Abengoa, Plaza de los Venerables, 8, 41004 Sevilla.
  • Premios Fin de Estudios y Ayuda de Investigación. Las solicitudes de concesión de los Premios Fin de Estudios, y la Ayuda de Investigación, a favor de los miembros de la plantilla laboral de Abengoa, S.A., o de sus Sociedades Filiales, y de los cónyuges, hijos o huérfanos de aquellos, se dirigirán al Patronato de la Fundación antes del 15 de octubre, fecha en que finaliza el plazo de admisión.
  • Foro Focus-Abengoa sobre Energía y Cambio Climático. Anunciamos la celebración de la conferencia World Solar Power 2007, primera actividad con la que comienza el Foro Focus-Abengoa sobre Energía y Cambio Climático, que tendrá lugar en el Hospital de los Venerables de Sevilla del 24 al 26 de octubre. El objetivo de este Foro es el debate y la propuesta de actuaciones ante la certeza del cambio climático, abordando la necesidad de un cambio drástico en el modelo energético. Para más información e inscripciones, se puede consultar la página web del Foro www.wsolarpower.com.
  • Escuela de Barroco Fundación Focus-Abengoa. Del 19 al 22 de noviembre tendrá lugar en el Hospital de los Venerables de Sevilla, una nueva edición de la Escuela, que para este curso 2007-2008 lleva por título El patrimonio irredento. Estará coordinada por los profesores de la universidad de Sevilla, Isabel Lobato y José Ignacio Martínez. El curso se puede convalidar como créditos de libre configuración por convenio firmado con la Universidad Pablo de Olavide, la Universidad de Sevilla y la Universitat Oberta de Catalunya. Información de matrículas y becas: Secretaría de alumnos UIMP, Tel. +34 95 422 87 31.